El viaje del Descubrimiento: 1492
El primero y trascendental de los
viajes a América se inició en el puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto
de 1492 formando una flota de tres naves, la Santa María (a bordo de la cual
iba Colón), la Pinta y la Niña. La primera etapa terminó en las Islas Canarias
donde se hicieron algunas reparaciones y desde donde no partieron las naves
hasta el día 6 de septiembre. El propósito de Colón al viajar hacia el sur fue
evitar los vientos del oeste que soplan en latitudes mayores. Entre los
paralelos 25 y 30 estos vientos contrarios no se dan, sino que la navegación
hacia el oeste se beneficia de los vientos alisios que impulsan hacia el oeste,
en dirección a lo que Colón pensaba que era el Extremo Oriente de Asia.
Este viaje (de Canarias a
América) duró poco más de cinco semanas casi siempre con vientos favorables. Un
auténtico “paseo” comparado con el casi un año que invirtió Vasco de Gama en
llegar a la India. Y sin embargo el viaje de Colón incluía no pocos aspectos
admirables. Dejando de lado el mérito de Colón para poner en marcha una
expedición rechazada por los expertos como inviable y que, de hecho, Colón
estaba muy equivocado en las distancias (eran mucho mayores) que separaban
España de las costas de Asia; hay que valorar lo que supone en aquellos tiempos
navegar por mar abierto, por rutas desconocidas y sin ser capaz de medir la
longitud, ni la latitud con demasiada precisión. Prácticamente el único
instrumento del que disponía Colón era la brújula con el cual se podía sólo
fijar el rumbo, es decir, en su caso podría mantener las naves en dirección
oeste de una manera razonablemente precisa. Los navegantes averiguaban el
paralelo en el que se encontraban (la latitud) mediante la observación y
calculo del ángulo de visión de ciertos astros como la estrella Polar. La
distancia recorrida era calculada de manera aproximada. En función de esa
distancia los navegantes podrían hacerse una idea de sobre que meridiano (la
longitud) se encontraba la nave. Conocidas ambas coordenadas se podría fijar la
posición de la nave, aunque en los siglos XV y XVI el cálculo de la longitud
era tan aproximado, que se cometían enormes errores a la hora de fijar la
posición de un barco o un accidente geográfico.
Estas condiciones de navegación
tan difíciles están probablemente en el origen de muchas de las leyendas
surgidas en torno al viaje de Colón. Se ha dicho que Colón no se hubiera
aventurado de no disponer de más información de la que confesaba, llegándose
incluso a decir que ya conocía la existencia de tierra al otro lado del
Atlántico por la confesión de algún misterioso navegante arrastrado al otro
lado del Atlántico por tempestades.
La realidad es que quienes se
oponían al proyecto de Colón no lo hacían porque pensasen que la dirección
fuese incorrecta, de hecho, muchos reconocerían que supuesto que la tierra es
una esfera podría llegarse al este viajando hacia el oeste; sino porque
consideraban que la distancia entre las costas ibéricas y las del extremo
oriente eran insuperables para los barcos de la época. Se dice que Colón
pensaba que entre las costas españolas y las de Asia habría sobre cinco mil
kilómetros, cuando la realidad es que esa cantidad hay que multiplicarla por
cuatro. Por suerte para el proyecto castellano en medio estaba América, donde
llegó Colón el 12 de octubre de 1492.
En América Colón recorrió el mar
Caribe llegando a Cuba o lo que es hoy la República Dominicana. En esos viajes
se perdió la nave Santa María, con cuyos restos se construyó un fuerte en el
que se quedaron unos pocos voluntarios. El 15 de enero de 1493 la expedición
inició su regreso a España, y aunque habían encontrado poco de lo que buscaban
(no habían aparecido ni las especias, ni las ricas ciudades asiáticas), el
Almirante procuró darle un aspecto interesante a los descubrimientos realizados
cuando tras llegar a Palos se trasladó a Barcelona para informar personalmente
a los Reyes Católicos de sus descubrimientos. Además fue cuando se público la
conocida Carta de Colón que sería reimpresa en multitud de ocasiones y daría
fama a su descubridor por toda Europa.
El Segundo Viaje: la colonización
El 25 de septiembre de 1493 se
iniciaba el segundo viaje de Colón. Las prisas por organizar esta segunda
travesía hay que atribuirlas a los deseos del Almirante de demostrar que había
llegado a Asia y al temor de los Reyes Católicos a que sus rivales portugueses
intentasen algún tipo de exploración por los nuevos territorios, ya que según
el Tratado de Alcaçovas les pertenecería cualquier descubrimiento realizado al
sur de las Islas Canarias.
Esta nueva expedición no era ya
sólo un viaje de descubrimiento, sino de conquista: con los marineros iban
colonos ansiosos por encontrar las riquezas que había descrito Colón,
religiosos para convertir a los nativos, animales domésticos y plantas para
poner aquellas tierras en producción.
En cuanto a los descubrimientos
de este segundo viaje merece destacar la llegada a Puerto Rico y Jamaica, y el
descubrimiento de que los voluntarios que se quedaron en el primer viaje
estaban todos muertos como resultados de luchas internas y de las venganzas de
los nativos a los cuales los españoles habían robado y maltratado.
Este segundo viaje provocó muchas
tensiones entre los españoles que no encontraron las riquezas fáciles que
buscaban (oro y especias) y las primeras revueltas de los nativos contra los
invasores. Además Colón fue incapaz, por supuesto, de encontrar el más mínimo
rastro de las ricas y poderosas civilizaciones asiáticas. Algunos españoles muy
descontentos escaparon hacia la península de manera que cuando Colón regresó a
España tuvo que enfrentarse a los relatos contrarios a su persona que estos
habían difundido.
El tercer viaje: el Paraíso Terrenal
En mayo de 1496 partió una
tercera tentativa de Colón, al mando de una flota de seis barcos, para
demostrar que había llegado a Asia viajando hacia el oeste. Además de encontrarse
con que los españoles de América se habían rebelado contra su autoridad, quizás
el mayor descubrimiento de este viaje fuese la desembocadura del río Orinoco.
Al ser una corriente de agua dulce tan poderosa sólo podría provenir no de una
isla, sino de una enorme extensión, de un nuevo continente, ya que era evidente
que no era Asia. Pero en la cabeza de Colón sólo cabía la geografía clásica que
afirmaba que las tierras no cubiertas por el mar (África, Asia y Europa)
estaban unidas formando un todo sólo separadas por mares y por un gran océano
que es el que había cruzado por tercera vez entre Europa y Asia. Colón concluyó
que estas nuevas tierras no eran otra cosa sino el Paraíso Terrenal descrito en
la Biblia.
Este viaje termina sin que el
Almirante encuentre Cipango (Japón) ni las costa de China, e incluso ante las
noticias de rebeliones y abusos, los reyes enviarán desde España a poner orden
a Francisco de Bobadilla, quien empezó por retirarle a Colón toda su autoridad
en aquellas tierras y terminó por encarcelar a Colón y sus hermanos. De hecho,
el viaje de vuelta a la península en el año 1500 lo hizo Colón preso y
encadenado.
El cuarto viaje. Muerte de Colón
A pesar del desastroso final del
tercer viaje Colón vio cambiar su situación y, aunque los reyes no le
devolvieron los poderes y privilegios que le concedieron en las Capitulaciones
de Santa Fe, le encargaron un cuarto viaje iniciado en 1502 con el objetivo de
descubrir el paso hacia Asia. Colón llegará a tocar tierra en la zona de Panamá,
pero una vez más tuvo que regresar sin cumplir sus objetivos. Morirá en
Valladolid en 1506 sin haber conseguido su objetivo, desposeído de sus cargos y
sin saber que había descubierto para los europeos el “Nuevo Mundo”.
Las desgracias de Colón no
acabaron con su muerte, pues al año siguiente de su fallecimiento se publicó un
libro de geografía que incluía un mapa del cartógrafo alemán Waldseemüller
donde se recogían los relatos de un navegante florentino, Américo Vespucio (o
Amerigo Vespucci, o Americus Vesputius), que afirmaba que los descubrimientos
hechos tras 1492 (él mismo había participado en alguna de las muchas
expediciones españolas) no eran tierras asiáticas sino un nuevo continente. En
ese mapa de 1507 las nuevas tierras aparecen denominadas como América en su
honor, y aunque en España se siguieron llamando Indias durante siglos, el nuevo
nombre se hizo pronto muy popular en otros países.
No hay comentarios:
Publicar un comentario